18/03/2024

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Cuidar de nuestros mayores en el ámbito familiar

8 minutos de lectura
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El bienestar de las personas mayores

Nuestra calidad de vida aumenta cada año, lo que nos fortalece a lo largo de las diferentes etapas de la vida hasta que llegamos a la vejez. Cuidar de nuestros mayores ha sido un gran reto, especialmente en el ámbito familiar. Es nuestra voluntad querer ayudar a estos mayores a que dejen lo más tarde posible su existencia en el plano físico para que los recuerdos sigan vivos en nosotros, pero ya de una manera espiritual.

Los diversos gobernantes tratan desesperadamente de inculcarnos el hábito de tener que jubilarnos cada año a una edad más tardía en nuestro trabajo. Es lógico pensar que ya no es como hace treinta años. Ahora disfrutamos de una jubilación más prolongada junto con una salud más estable en esa etapa final de la vida. A regañadientes, se acepta que seguiremos aportando unos años más de cotizaciones a las arcas del estado hasta la llegada de la merecida jubilación de la vida activa. La diferencia con nuestros predecesores es que buscaban la forma más rápida de parar de trabajar.

El conflicto surge cuando una parte de este entramado se mueve, avanza, pero no va acompañado del resto de áreas que completan la compleja telaraña de la jubilación. Es decir, hay partes que se permanecen intactas y, como un programa informático, comienzan a quedar obsoletas. En este caso concreto me refiero a los familiares que cuidan a los padres o allegados. Padres que pueden ser independientes o que cuentan con nuestra ayuda en su vida diaria. El tema no está exento de polémica, porque, o nunca hubo presupuesto, o lo poco que se asignó fue muy escaso.

Apoyo al cuidado de nuestros mayores.

– Marca la diferencia en la vida

Apoyo al cuidado de nuestros mayores.

Recuerde que un miembro de la familia, hasta el tercer grado, puede solicitar recibir una prestación económica por cuidar familiares mayores, siempre que lo haya hecho durante un año previo a la solicitud y que además reúnan otras condiciones de convivencia y de habitabilidad.

En definitiva, se abre una serie de requisitos a cumplir. Tomaremos las condiciones que actualmente existen en España. El cuidador tendrá derecho a:

  • Que los años dedicados al cuidado figuren como cotizados en su vida laboral, siempre que tenga suscrito un convenio especial de la seguridad social.
  • Derecho a una incapacidad permanente por enfermedad o accidente
  • No tendrá derecho a prestaciones por desempleo o por incapacidad temporal

El tiempo de demora para cobrar las ayudas se estima entre 7 y 20 meses (Según protocolo Covid). Quienes consigan alcanzar el objetivo verán ingresadas en su cuenta las ridículas cantidades entre 153 euros/mes a 387,64 euros/mes.

Si, estás leyendo correctamente. ¿Puedes vivir con unos padres, en el que ambos o uno de ellos es dependiente, con esas cifras? ¿24 horas al día? ¿Pendientes de ellos de lunes a domingo? ¿Empezamos a evaluar los grados de dependencia? No es lo mismo cuidar de una persona que sólo necesita ayuda para vestirse y tomar su medicación que una persona mayor que lleva varios años postrada en cama. La edad promedio del cuidador no profesional es de 50 a 55 años. El 70 % de los españoles con personas a cargo dedican entre 12 y 15 horas diarias, de lunes a domingo. El 30 % restante lo realizan de forma semanal, en función del grado de dependencia. En última instancia, surge la pregunta de quién cuida al cuidador.

Para cerrar el círculo, cada año los recortes en las prestaciones son mayores. Sí, las cifras que he expuesto son bajísimas. Basta decir que no son reales con la situación en la que vivimos. ¿Quién quiere renunciar a su trabajo para tener una jornada a tiempo completo por una exigua recompensa? Del mismo modo que la edad de jubilación ha ido escalando y aumentando, las condiciones para cuidar de personas mayores, preferentemente dependientes, no se han actualizado.

Las necesidades de los mayores

Si partimos de la idea de que se reconoce el aplazamiento de la edad de jubilación, ¿por qué no está en consonancia con la tasa de dependencia? También aumentó. La longevidad se acompaña de otros conceptos como enfermedades, atención especial y mayor demanda de cuidados.

¿No les queda claro a los líderes que han aparecido nuevas necesidades? ¿Qué futuro se vislumbra? No solo para los mayores, sino para sus cuidadores que no son profesionales. Es la propia familia la que debe plantearse, llegados a un punto, si la persona mayor se queda en el hogar o pasa a ser atendida en una institución. Arrancarlos de lo que ha sido su hogar durante muchos años es un paso muy complicado. Hay quien comprenderá ésta circunstancia y otras, en el tiempo que les reste, nunca se adaptarán a la convivencia en grupo.

¿Cómo te afecta?

Varias áreas afectan a los cuidadores familiares:

  • No se valora el desgaste físico, emocional y psicológico.
  • Nadie sabe de esta carga hasta que te llega el turno.
  • Tu intimidad y privacidad como persona no existe.
Cuidar de nuestros mayores en el ámbito familiar.

Situaciones que surgen.

– Necesitamos un simple gesto

Según el entorno del hogar familiar queremos dispensar el tratamiento correcto al interactuar con personas mayores, pero se pueden presentar varias condiciones:

  • Una pareja en la que ambos trabajan al cuidado de un matrimonio de ancianos. Antes de acudir al centro de trabajo, atienden las primeras necesidades de estas personas a su cargo. Luego tendrán que depender y confiar de una cuidadora externa el resto de la jornada. Por la noche, tendrán que volver a ocuparse con la cena y el acueste. Los fines de semana, las salidas de ocio son las justas.
  • Cuando unos hermanos, tíos, primos… etc. tienen que cuidar de una persona mayor temporalmente. Se les conoce como “abuelos golondrinas” o “abuelos maleta“. El abuelo rota ocasionalmente de un domicilio a otro. La familia es la que establece el periodo de tiempo. Esto puede ser una vez al mes en casa de un hijo o durante las vacaciones en casa de algún familiar mientras los cuidadores principales descansan ese periodo. En cada hogar será tratado de manera diferente, en función de compaginar la vida familiar y laboral. Repercute, en vez de ser acogimiento, se torna en una carga y problemas de convivencia. Las personas con Alzhéimer no se terminan de ubicar. Cuando reconocen rostros y objetos, llega un nuevo cambio.
  • El hombre / mujer está trabajando y el otro no. ¿Te imaginas la relación de pareja? ¿Cuánto tiempo dedican a sí mismos? El caso más típico es el del marido trabajador y la esposa que se queda a cuidar del hogar, los hijos y la persona dependiente. Tradicionalmente es, y sigue siendo, la mujer la que se encarga de cuidar de estas personas mayores. El conflicto está servido desde el momento en que la esposa se hace cargo del suegro o de la suegra. Un pequeño matiz pero que cambia el panorama. Haz un ejercicio mental imaginando cómo los suegros se quejan al hijo de que no están bien cuidados y culpa a la mujer de no querer atenderlos debidamente. Muchos matrimonios sufren graves crisis provocadas por la intromisión de terceras personas y, en estos casos concretos, es muy difícil hacer cambiar a una persona mayor.
  • Cuando piensas que ha llegado el final de la dependencia porque ha muerto el ser amado, pasan unos años y ahora es otro familiar o la propia pareja que cae en una larga enfermedad. Es el caso de familias en las que han crecido los hijos, la familia se ha dispersado y no hay relevo generacional. Es decir, no hay nietos, por alguna razón, y todos entran en una espiral de gente mayor que tienen que cuidar unos a otros. Aquí entra en escena la cruel soledad. Queremos ser independientes pero por diferentes motivos no podemos optar por ese lujo y tenemos que hacer un poco de cuidadores de otros hasta que toque que nos cuiden.

Es un problema del conjunto

Se necesita abordar esta situación de manera organizada y efectiva. Es hora que se hagan planteamientos serios. Si en el año 2016 teníamos una media de 10 años cuidando de un familiar dependiente ahora pasarán a ser entre 10 y 15 años obedeciendo al grado de dependencia. ¿Cómo se pretende remediar este cambio si la actual normativa sobre ayudas es claramente insuficiente? ¿Quién es responsable de todos los gastos de la persona dependiente? Daría para otro artículo hablar de las diferencias entre países y dentro de cada país entre comunidades. Las propuestas para garantizar la mejor atención en el ámbito familiar se basan en tres pilares:

  • Reconocimiento público de la figura del cuidador
  • Dotación de recursos necesarios mientras dure el cuidado
  • Provisión de recursos una vez el cuidado ha finalizado

Se cumplen algunos puntos de los descritos. El familiar que se ocupa de cuidar existe y tiene una gran responsabilidad a la hora de hacerse cargo de una persona dependiente. Los recursos para hacer frente, mientras dure el cuidado, van a variar en relación con la comunidad en la que se resida. Los servicios sociales establecen parámetros en cada caso particular lo que nos beneficia generalmente; pero no siempre es así. Donde todos ya estamos en desacuerdo es en la dotación de recursos, tanto en el momento que se está cuidando, como una vez ha finalizado el cuidado. Repito, son insuficientes, no adaptados a la realidad y muy injustos.

Conclusión

Podemos ejemplificar varias comparaciones, pero voy a plasmar el caso más frecuente: Una cuidadora de 55 años que dejó su trabajo para cuidar a su padre. Lo cuidó durante 6 años y cuando se reinserta al mundo laboral sufre el rechazo empresarial. Demasiado tiempo fuera de la profesión, conocimientos obsoletos y, por la edad, no va a dar lo mejor de sí misma. ¿Qué análisis de sus necesidades se ha elaborado? Ninguno. Vuelve a ser una persona “activa” con 61 años que le quedan entre 4 y 6 años para cobrar una pensión, si es que pudo cotizar los años necesarios, y que solamente puede reclamar una ayuda de +55 años, si se la reconocen.

Si la sociedad está progresando, ¿Por qué es tan difícil que otros aspectos similares se reconozcan y requieran compromiso? En unos años, la población de más de 70 años se triplicará. Se proponen varios modelos para el futuro pero, o buscamos soluciones impactantes, o seguimos con la actual. Es decir, familiares al cuidado de personas dependientes en el hogar o llevarles a residencias. Hasta que no haya una alternativa, necesitaremos equipar los dos modelos por igual. Cosa que no sucede. Basta con comparar el equipamiento de un geriátrico con el de una vivienda familiar. Espero que en un futuro cercano las administraciones se pongan manos a la obra y terminen de calzar las patas de una mesa que lleva años cojeando. Su finalidad es el bien público y merece la pena plantearlo.

Notas

Junio 2022: El gobierno continúa en conversaciones con las autonomías para sacar adelante una nueva estrategia de modelos residenciales, en la que apuesta por aumentar la ratios y la financiación. El aforo de las nuevas residencias estaría limitado a 75, 90 ó 120 plazas, dependiendo de la ubicación del centro, pero no afecta a las residencias en funcionamiento. Se habla de crear un mínimo de habitaciones individuales por residencia y eliminar cualquier tipo de contención.

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